Mis raices
05.02.2015 19:40Aqui os dejo el documento que hizo el periodico de mi ante pasado " El Rey de los Gitanos " , mi padre como el mayor de los hermanos y biznieto tiene una responsabilidad de arreglar la tumba de mi tatarabuelo.
LA TUMBA DEL REY DE LOS GITANOS
El pasado jueves, por casualidad, dimos con las tres personas que se ocupan de adornar con flores la tumba del Rey de los gitanos. Son sus tres biznietos, Juan, Francisco y Ramón González Escudero, que han mantenido la tradición, y la promesa que le hicieron a su padre, nieto del Rey de lo gitanos, de cuidar la lápida mientras vivan.
En Nules, donde estaba el partido judicial, se juzgó el 8 de junio de 1914 a los presuntos criminales: Antonio Ruano y Enrique González, pero nunca se supo cual fue la sentencia.
Juan, Francisco y Ramón González, que residen en Castellón, nos cuentan que “antes de fallecer mi padre, en 1994, veníamos a acompañarle, y su preocupación era que siguiéramos cuidando la tumba”. “Nosotros
Nos relatan que le llamaban el Rey de lo gitanos porque como ellos dicen era “un hombre de respeto” que por su sabiduría ejercía una autoridad en su familia y en la colectividad gitana de toda la provincia. “Le llamaban a él para meter paz”. Pudiera parecer joven para hacer ya funciones de gitano viejo, con sólo 33 años, sin embargo hay que tener en cuenta que la esperanza de vida en España, en 1912, era de 34’5 años. “Era una persona muy querida, honesta, leal y muy respetada, recalcaban sus biznietos”. “Su muerte, aseguran, fue un acto de cobardía por parte de quien lo hizo”. Cuentan que, contrariamente a lo que se pensaba, en el sentido de que la causa de la muerte habían sido varios navajazos, perdió la vida de un tiro por la espalda. “Nuestro bisabuelo tuvo una pelea y acudió un sereno a poner paz. Como era una persona conocida, que había vivido toda la vida en Burriana, el sereno, que sabía quien era, le dijo: anda González, vámonos y déjalo estar, y se fue con el sereno. Fue entonces cuando el que le asesino, aprovechó la luz del farol del sereno para apuntarle y matarle por la espalda”.
En cuanto a si sabían si los inculpados fueron condenados, nos dijeron que “no lo sabemos con exactitud, pero creemos que no. Entonces las reyertas entre gitanos no interesaban a nadie y había una gran desprotección. Si un gitano mataba a un payo, era perseguido y castigado, pero entre gitanos te podemos asegurar que no”.
Dicen que aún conservan un escueto recorte de prensa en el que se informó del fallecimiento y “también una foto familiar de mi bisabuelo muerto – la misma que hay en la lápida –, junto a su esposa y su hijo, que era mi abuelo”.
Juan González significó que “siempre que he venido aquí me he quedado sorprendido del interés que despierta la tumba de mi bisabuelo, lo cual nos honra, porque siempre ha sido un hombre querido y recordado en